La filosofía del "antes" y el "ahora" II

Pero cuando todo parece meterse en un agujero negro, pero esos de verdad, que chupan todo, llaman el domingo de la Comisaría. Tenían mi cartera con mi pasaporte. La dejaron cerca. Qué bueno que algunos ángeles no se cansan de nuestras miradas grises y se quedan unos días más por acá, para echarnos una manito.
Así las cosas, marcho para la Puerta de Toledo (que no es la de Alcalá pero vieran qué bonita) armada hasta los dientes de documentos acreditativos de mi existencia, la de Diego, la de nuestro matrimonio, la de mis dos ojos, la de mi vocación docente, la de mi amor incondicional a Racing, etc.
Pues, tíos, que como no tengo la copia literal de la Partida de Matrimonio, a causa de la huelga de los judiciales, y habiendo perdido ya una cita por esta causa, no me hacen el trámite. ¿Y por qué esa negatividad anímica? Porque ese tipo de documentos se vence cada tres meses. Sí señor, ud. nace como español y se casa como español fuera de España, y perdóneme, pero tiene que volver a nacer y volver a casarse cada tres meses. Tómeselo con calma y sácale el mayor provecho cada vez.

«Antes» podía iniciarse la tramitajeada y adjuntar la Partida después, pero «ahora», con la huelga, ¿sabes?, es que es mucho lío. Desde que Madrid me vio llegar, con las sienes todavía no plateadas, me han dicho el «antes» y el «ahora» en cada ventanilla de cada Administración privada y pública a la que he tenido que enfrentarme en rauda batalla moral.
Filosofía del «antes» y el «ahora»; el proceso me lo pierdo y siempre llego después.

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