Pero qué hermoso es perseguir el viento…
Publicado: 23/08/2009 Archivado en: Sin categoría Deja un comentario
Dicen que los bereberes toman bebidas calientes cuando hace calor, porque éstas permiten que el organismo absorba mejor los líquidos y se hidrate mucho más rápido que mediante bebidas frías. Por eso me dispuse a inflarme de mate cuando veo que el termómetro de casa apunta irremediablemente a pasar los 33 grados.
Después de un termo entero no sé si estoy más hidratada, pero sin dudas se me despiertan las neuronas adormecidas y dan un respingo saltarín como reclamando su función fisiológica, injustamente olvidada por el calor.
Mientras tanto, arremetemos con cruzadas domésticas que ratifican la autocreída necesidad de la intervención humana para mejorar las cosas. En este caso, las plantas de la terraza. Creemos que con menos agua, o más sol, con unas gotas de fertilizante o brebajes antibichos, salvaremos algunas o veremos crecer otras desde su propia semilla. Cuando en realidad, el proceso natural del desarrollo vivo nos demuestra que lo que tiene que ser será, y lo que no, pues ajo y agua.
Así, nos embarcamos a abrir la puerta de mundos totalmente desconocidos hasta ahora, leemos libros de cuya existencia no sabíamos na’ de na’ y visitamos personas especializadas en prácticas que nos representan dudas y temores a los que, inconscientemente, pretendemos esquivar.
Cuando en realidad, el proceso natural del desarrollo vivo nos demuestra que lo que tiene que ser será, y lo que no, pues ajo y agua.
Sin embargo, en nuestra vitae philosophia que tiende cada vez más hacia la calidad y esencialidad del proceso -relegando el éxito del resultado-, el valor de los descubrimientos y desafíos nos impulsa a seguir, porque son aristas del camino providencial que libremente recorremos.
Y como estamos convencidos de que «las patadas en el culo te tiran para adelante», pues aquí estamos.
Así, nos embarcamos a abrir la puerta de mundos totalmente desconocidos hasta ahora, leemos libros de cuya existencia no sabíamos na’ de na’ y visitamos personas especializadas en prácticas que nos representan dudas y temores a los que, inconscientemente, pretendemos esquivar.
Cuando en realidad, el proceso natural del desarrollo vivo nos demuestra que lo que tiene que ser será, y lo que no, pues ajo y agua.
Sin embargo, en nuestra vitae philosophia que tiende cada vez más hacia la calidad y esencialidad del proceso -relegando el éxito del resultado-, el valor de los descubrimientos y desafíos nos impulsa a seguir, porque son aristas del camino providencial que libremente recorremos.
Y como estamos convencidos de que «las patadas en el culo te tiran para adelante», pues aquí estamos.
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