Equipaje de mano

Cuando se emprende un viaje transoceánico con aire de mudanza se nos activa un mecanismo lógico que desconocíamos.  Nos damos cuenta de lo que realmente significa la noción de espacio y despreciamos el valor puramente nominal que veníamos dándole.

Lo primero que se nos hace evidente es que no poseemos ningún recipiente adecuado para la cantidad de cosas que queremos llevarnos. Simplemente no existe y hay que aceptarlo con dignidad. Por consiguiente, activamos ese mecanismo discriminatorio (que todos llevamos dentro) y comenzamos a deshacernos de cosas varias, en una suerte de actitud abandónica que nos sorprende por reveladora. Nos vamos despojando, tan simple como eso. Y vamos entendiendo.

Así, en ese proceso con el que nos vamos familiarizando, tenemos cada vez más claro qué nos llevamos en lugar de darle entidad a aquello que estamos dejando. Lo que se va con uno es lo que de verdad ocupa un espacio que es, ya digámoslo, insustituible.

Por eso empiezo esta serie de entradas a las que llamo Equipaje de mano, para dedicar un guiño personal y único a lo que realmente ocupa lugar. A los mundos particulares que representan las personas que nos construyeron en un tiempo determinado del camino. Y que nos llevamos como las joyas o los documentos que nos acreditan, junto a nosotros, a nuestra vista, cerca, en el regazo íntimo que no queremos darle a nadie ni que nadie toque. Que es nuestro para siempre.


One Comment on “Equipaje de mano”

  1. […] de Adele, retomo la promesa de la serie Equipaje de mano. postergada pero nunca olvidada. Acá van de a tres mis homenajes… Sabrán disculpar que no […]

    Me gusta


Bla

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s