Verborragia de barrio

Estamos de acuerdo. Los excesos llevan a que cualquier sector la pase muy mal. Cuando extraviamos el camino de la justicia -aquello para lo cual vivimos formando un cuerpo político-, dejamos de pensar e identificar el interés individual con el colectivo. Perdemos el parámetro que nos permite comunicarnos y construir un proyecto ético por el bien común. Si no, hagámosle caso a Voltaire y volvamos a caminar en cuatro patas.

Después de un pequeño desvarío, y tratando de mantener la línea, nos sale el barrio y la verborragia…(contínua en Leer más)


Estamos de acuerdo. Cristina Kirchenet es una impresentable. ¿Vieron que ahora habla como una cheta de Recoleta? Pero vamos a ver. Que las clases medias (porque hay más de una) salgan a cacerolear al gobierno en apoyo al campo, no es sólo llamativo sino también alarmante (a él le da risa). ¿No vivimos todos un poco de eso? Sin el dinero que produce el campo y que se redistribuye en todos los sectores de la sociedad, las clases medias tendrían que reacondicionar los puentes para vivir debajo de ellos. Es triste, pero nuestra historia fue testigo y parte de gobiernos deleznables. Vivimos en una eterna lucha o debate. Como si las únicas alternativas fueran apretar o ahorcar el campo. Siempre que se lo ahorcó, el sudor y sangre de todo el pueblo cayó con él. Sin embargo, cuando la oligarquía manejó la economía del país, exportando millones, en Argentina había mucha más hambre de la que hay ahora. ¿O los cabezitas negras fueron un holograma en 1945 del humo del puerto de Bs. As.?

Por otro lado, es verdad que si se invirtiera el 100% del dinero público sin la «religiosa retención» de la corrupción sobre los fondos públicos, erradicaríamos el hambre. (¿¡Argentina adónde vas a ir a parar si en la Rural parafrasean a Barrinuevo!?) Pero también es verdad que sin retenciones los argentinos no podríamos ni comer arroz. ¿Que el problema es el sistema político? Estamos de acuerdo. Pero eso no da lugar ni derecho a atacar a un modelo redistributivo que le quita a los que más ganan (gracias a las ventajas competitivas que pagan todos los argentinos, apañándoselas en una economía con el dólar a 3 pesos) para intentar redistribuir. No es que queramos defender neoteorías contractualistas, cuando en Estagira ya se escuchó algo de eso parecido a la equidad.

¿Redistribuyen mal? Sí.
¿Son unos corruptos y todo lo que hacen lo hacen para ganar dinero? Sí. Hasta podríamos admitir que quieren las retenciones para que De Vido haga obra pública, y bueno…usted ya sabe como es el tema. ¡Todo sea por la corona!

Pero eso no deslegitima la justicia implícita en cualquier modelo redistributivo. Kirchenet debería dejar de agarrar tanto el micrófono (¡se ve que es un tic que le quedo de otras épocas!) y gobernar con el diálogo, porque sin él (el diálogo) no hay gobierno sino despotismo. Ya sabemos que en Argentina hay una monarquía, pero que estemos hastiados de viajar en el 60 no quiere decir que nos vayamos a subir al Sarmiento.

Quizás, lo que pase es que los «argentinos» (palabra que cada vez cae peor, porque se la utiliza como si fuera un caramelo y se le quita su poder) debiéramos dejar de ser tan borregos y pensar un poco más las cosas. Nuestra historia política es un Boca – River, y así estamos.

¿O con el campo o con D’ Elía-Gobierno? No, ¡con toda la patria y con todo el pueblo!

pd: propongamos un llamamiento a la cordura y que no se pudra un solo grano de trigo al costado de la ruta mientras haya hambre.

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